» Escapate un ratito del cielo, y ven a abrazarme»
Somos muchos los que hemos perdido a un ser querido muy especial para nosotros, y aunque esa persona ya no esté y no nos pueda abrazar, sentimos su presencia de forma muy clara, y aún recordamos su cara sonriente, haciendo eco en nuestra mente, de todo lo que vivimos juntos. Vuelan los pensamientos de todos los años que pasamos juntos, y los recuerdos resurgen. Y es que esa persona por siempre permanecerá en nuestra mente y será nuestro compañera de viaje en nuestra vida. Para nosotros siempre seguirán ahí, en cada noche, cada risa, en cada lágrima, en cada sueño en que nos abraza cuando necesitamos de su calor,…Y aunque el tiempo no elimina nunca las cicatrices, sólo nos conduce a aceptar y no a olvidar, aquí nos ven de pie, sin bajar los brazos, siguiendo adelante a pesar del dolor, dado que este dónde este, es su amor el que nos da fuerzas, siguiendo en nuestra alma, mente y corazón.
Hemos aprendido a vivir sin esa persona, pero nuestros brazos siempre anhelan y nuestro corazón le amara eternamente: » Cuando miro al cielo, algo me dice que sigues conmigo»
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